Grandes duelos matemáticos
Hace poco más de un suspiro cósmico, el hombre apenas sabía encender una hoguera, como diría el grandísimo y admirado Carl Sagan en su famosa serie televisiva Cosmos. Poco a poco éste se fue abriendo camino, descubriendo en su trayecto un sin fin de peculiaridades que la naturaleza nos dejó tan a mano y a la vez tan escondidas. Éste devenir del ser humano por la senda científica no ha sido un camino de rosas, y muchas veces los descubrimientos han sido muy sacrificados, costando incluso lo más valioso que tenemos, nuestra vida.
También, algunos de esos avances han sido motivo de disputa, de carrera hacia el éxito o el fracaso. ¿Quién no se acuerda de la carrera espacial, que se disputaron los Estados Unidos de América y la Unión Soviética en plena Guerra Fría. Fue quizás uno de los momentos más tensos de la Historia, pero dió muchos frutos en cuanto a ciencia se refiere.
Matemáticas en el Renacimiento
En esta ocasión nos vamos a alejar algo más en el tiempo, aunque en el calendario de Carl Sagan no sean más que algunos segundos, nos trasladamos al Renacimiento. Corría en año 1515, en aquella Italia de genios como Da Vinci o Michellangelo. Era una época de florecimiento del arte y la ciencia, y donde eran habituales los debates públicos entre matemáticos, que atraían grandes masas de gente (igualito que ahora).
Nuestra historia comienza con una ecuación, sí, sí, una simple ecuación de grado 3, que trajo de cabeza a las mentes pensantes de la época. Poco a poco, iban cercando a una fórmula general (similar a la que posíblemente conozcáis de la ecuación de segundo grado, pero de mayor complejidad), y el primero en acercarse fue Sciopine dal Ferro, que consiguió resolver la ecuación x3 +bx=c. Este matemático era muy celoso de su gran descubrimiento, tanto que decidió llevárselo a la tumba. Eso sí, se aseguró de compartirlo con muy poca gente y de gran confianza para él, uno de ellos fue Antonio Maria Fiore.
Pero el secreto era muy goloso, y al enterarse que había otro matemático que estaba también trabajando en el asunto, Fiore no dudo en retarlo y probar el elixir de la fama que le daría aquella victoria. Y así fue como en el año 1535 fue desafíado un no tan conocido Nicollo Tartaglia (llamado así por su tartamudez), de forma que cada duelista debía resolver los 30 problemas que su contrincante le había propuesto. Los problemas propuestos por Fiore eran todos del mismo tipo, es decir, ecuaciones de tercer grado, ya que éste suponía que Tartaglia aún no tenía la fórmula para resolverlas. Pero ése fue su gran error, ya que justo cuando le retó, nuestro querido matemático Nicollo Tartaglia ya había descubierto el método para resolverlas (ya sabía resolver las que sabía Fiore y además también era capaz de resolver las de tipo x3 + ax2 = b), y lo dejó en ridiculo, ya que fue capaz de terminar con sus 30 problemas en menos de dos horas!!
La fama no le duró mucho a Tartaglia, ya que se cruzó en el camino de otro matemático, Cardano, y de su brillante discípulo, Ludovico Ferrari. De hecho, Cardano fue discípulo de Tartaglia, al que aduló hasta que consiguió que le revelase la fórmula que le llevó a la fama. Por otro lado, el deslumbrante Ferrari había sido capaz de reducir las ecuaciones de cuarto grado a ecuaciones de tercer grado, usando lo que hoy se llaman resolventes cúbicas. Cardano, ávido como estaba de fama y gloria, no dudo en traicionar a ambos y publicar todos estos conocimientos en su libro Ars Magna, conviertiéndose así en el matemático más notable de la época.
Tartaglia se seintía muy dolido por la publicación de su más preciado secreto, tanto que retó a Cardano a un duelo, pero no matemático, esta vez no sería un duelo de plumas, sería un duelo de espadas. Cardano ignoró completamente el reto, pero Ferrari, también traicionado y con ganas de notoriedad, le propuso a cambio un duelo matemático en la ciudad de Milán, del que sin duda salió airoso, tanto, que el pobre Tartaglia abandonó la ciudad antes de terminar la contienda.
Todo por la fama
No se si a pesar de, o gracias a este tipo de contiendas, de conflictos entre personas, o entre grupos sociales, el Ser Humano termina avanzando y haciendo cada vez más descubrimientos inverosímiles en todos los campos. No sólo es la curiosidad, es también el reto, el desafío, lo que ha hecho que la ciencia y las matemáticas hayan llegado a lugares inimaginables. Desgraciadamente estas historias no siempre tienen un final feliz, y si no que se lo digan a nuestro amigo Ludovico Ferrari, que terminó asesinado a manos de su hermana, aunque no se sabe con seguridad. Todo sea por ganar fama, o tal vez algunas propiedades y algún que otro florín.
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